Por Sheilla Cohen.
El otro es un vidrio
en el que me reflejo,
un espejo en el que
me proyecto.
Sin el otro,
cómo puedo saber
que lo que siento
no es un cuento
que se llevó el viento.
Porque si tus ojos no me leen
qué sentido tiene todo esto,
lo que escribo y lo que siento.
Sin el otro uno no existe,
sin tu mirada soy invisible;
porque sin tu presencia
me desvanezco.
Sin tu reconocimiento
me pierdo,
desaparezco en el olvido.
Si tus labios no beso
cómo puedo reconocer
a qué sabe tu aliento.
Si tus manos no acaricio
cómo me caliento.
Porque si no estas cerca
no merece la pena
amarte de lejos.
Si no oigo tu voz,
no me escucho.
Si en tus ojos no me veo,
quizás sea porque saliste huyendo,
sin un despido,
ni tan siquiera un beso.
Sin un adiós,
ni un hasta luego,
me he vuelto a quedar sola.