By Sheilla Cohen.
Ryan Gander, Conditions that will reshape you (Because you bequeath yourself redundant to conditions that will reshape you), 2018.
To dream is to desire what does not yet exist, because in the world of imagination everything is possible.
To dream is to think without censorship or prejudices. That’s why fantasy is the only thing that can keep love alive.
In our dreams we project our unconscious fears, but also, our deepest desires.
Apparently one consider to be resting while dreaming at night. However, that is when our minds are thinking the most.
The unconscious rises at midnight, revealing what has been there all this time, hidden in the depths of our minds, waiting to be free in the dark.
Nightmares wakes one up at dawn with sweat colds in our foreheads.
Our fears appear in our dreams, when we have loose control over our thoughts and impulses.
They hunt us like ghosts, through day and night, although they are creatures only seen in the shadow light.
Daydreaming is like traveling by plain during the day, watching how the clouds pass by the window, while you listen to the baby seated next to you cry.
Dreams are like a white screen in which the collective unconscious is projected.
Daydreaming is wandering in the world of imagination, walking in the clouds of fantasy, letting oneself be carried away by madness.
Desire is an illusory territory fed by our imagination, fantasies and dreams, where there are no limits or borders. Paradoxically, that is what keeps us awake seeking in reality what is not yet ours.
Daydreaming is an escape door from reality to the land of fantasy.
Desire is the void that reminds us that we are wanting, incomplete, fragmented and imperfect human beings.
When one dream, one doesn’t have to do what one is suppose to be in real life, nor does one have to pretend to be someone he is not, because in our dreams there are no expectations. Let yourself be carried away by imagination in order to find our true desires.
Desire is a vicious cycle that doesn’t have a beginning or end. That is why man is condemned with chronic dissatisfaction, because there are no limits in the land of fantasy.
The human being will never be satisfied, because one always want what does not have and once one gets that, the object or subject of desire immediately loses its value. That is why we constantly live fantasizing about something or someone else.
Freedom is the dream of democracy, happiness is the promise of capitalism and love is just an intoxicating dream whose effect vanishes when one is awaken.
Sueños, pesadillas y fantasías…
Por Sheilla Cohen.
“Todo lo que vemos o imaginamos es solo un sueño dentro de un sueño.”
Edgar Allan Poe.
Soñar es pensar sin censura ni prejuicios, porque la fantasía carece de limites.
En el sueño proyectamos nuestros miedos inconscientes, pero también, nuestros deseos más profundos.
El deseo se alimenta de la fantasía, la imaginación y los sueños, pero curiosamente es lo que nos despierta a buscar en la realidad lo que todavía no es nuestro.
Soñar es desear lo que no existe o todavía no poseemos, porque en el mundo de la imaginación todo es posible.
El hombre nunca estará satisfecho porque desea lo que no tiene y cuando obtiene ya está fantaseando en otra cosa.
Cuando soñamos, aparentemente estamos descansando, pero en realidad es cuando más estamos trabajando mentalmente.
El deseo es una barril sin fondo, porque nunca podrá ser colmado.
Soñar despierto es como viajar de día viendo pasar las nubes por la ventana
mientras escuchas llorar al bebé que se encuentra en el asiento adjunto.
El sueño es un terreno vacío en el que se proyecta el inconsciente colectivo.
Soñar despierto es divagar en el mundo de la imaginación, caminar en las nubes de la fantasía, dejarse llevar por la locura.
En el sueño perdemos el control de nuestros impulsos y pensamientos.
Soñar despierto es una forma de evadir la realidad, pero también, una manera de escapar al mundo de la imaginación.
El deseo es el vacío que nos recuerda que somos seres en falta, incompletos, fragmentados, imperfectos.
Cuando soñamos no tenemos que hacer lo que supone que debemos hacer, ni tampoco pretender ser alguien que no somos, porque en el sueño no existen expectativas, solo dejarnos llevar por la imaginación para encontrar nuestro verdadero ser.
La fantasía no tiene límites, por eso el hombre está condenado a la insatisfacción crónica.
El deseo es insatisfecho por naturaleza porque en el momento que uno obtiene lo que quiere, ya se está fantaseando en otro objeto por lo que pierde su valor.
La libertad es el sueño de la democracia, la felicidad es la promesa del capitalismo y el amor es solo un sueño embriagador cuyo efecto se desvanece al despertar.