Por Sheilla Cohen.
El arte es cada vez más una mezcla entre múltiples disciplinas
que han dado forma a creaciones híbridas, experiencias interactivas
y multisensoriales. Es precisamente esta relación entre varias
disciplinas lo que hace difícil definir Kreëmart, la plataforma
fundada por el artista y curador Raphaël Castoriano, en 2009.
Ese año, después asistir a una de esas aburridas cenas para donadores de museos, se le ocurrió plantear una propuesta distinta, cuya finalidad fuera ser un punto de encuentro entre artistas y especialistas de otras disciplinas, como neurocientíficos y reposteros, entre otros. El proyecto resultó en experiencias o happenings que son degustados sensorialmente por los espectadores.
La relación entre el arte y la comida no es algo reciente, puesto que ésta no solo ha sido representada infinitamente en bodegones, sino que también, se la ha utilizado en instalaciones y happenings contemporáneos. Es el caso de los icónicos tableau pièges del artista francés Daniel Spoerri o de la cocina en vivo realizada por el artista tailandés Rirkrit Tiravanija para los visitantes de una prestigiosa galería, e inclusive, con la creación de verdaderos restaurantes como es el caso del artista Gordon Matta Clark.
Sin embargo, nunca antes había surgido la idea de crear una obra de arte que tuviera el sabor de una persona, en la forma como es concebida por Kreëmart. Se trata del Pastry Portrait TM, un concepto innovador que consiste en hacer el retrato de un artista basado en un estudio neurocentífico traducido a la repostería, es decir, el dar forma a la identidad de un artista para convertirla en un sabor.
Raphaël Castoriano, la mente creadora detrás de esta plataforma artística, nos explica un poco más acerca de Kreëmart.
¿Cuándo te involucraste en el mundo del arte?
Fue en 1998, cuando únicamente había tres ferias de arte: Basel, Cologne y Chicago.
¿Por qué fundaste Kreëmart?
Las cenas de patrones de arte eran bastante aburridas en aquel entonces y como integrante de los mecenas norteamericanos del Tate Modern en Nueva York, pensé: ¿por qué no hacemos algo un poco diferente? Algo donde los artistas trabajaran con otro medio o material para demostrar que eran artistas a pesar de ello. Quería desafiar el mundo del arte y a los artistas al mismo tiempo.
¿Cuál es el propósito de esta plataforma artística y en qué sentido es diferente a las demás?
El propósito al principio era mostrar que los artistas podían trabajar fuera de su zona de confort, introduciéndolos a otro material: el azúcar. Otra cosa que hace diferente a Kreëmart es que somos una plataforma no institucional, es decir, que los proyectos se hacen directamente con artistas y no a través del establishment. Esto nos da mucha libertad, porque creemos no solo en el mundo dentro del arte, sino también, en el mundo exterior.
¿Cómo se te ocurrió la idea de utilizar azúcar como medio?
El azúcar para mí es un lujo y no una necesidad, y en este sentido, se parece mucho a lo que considero que es para mí el arte. Es una recompensa a nuestra gula.
¿Cómo surgió la idea de realizar una colaboración con artistas contemporáneos y reposteros?
Porque cuando estaba buscando artistas que participaran en este proyecto, les comenté mi idea y la mayoría me dijeron que no sabían cocinar ni hornear un pastel. Así que lo resolví juntándolos con un repostero que nos ayudara a desarrollar el concepto de Kreëmart.
Estos proyectos se presentan en todo el mundo en forma de happenings de arte público. ¿Me puedes dar algunos ejemplos?
La mayoría de los artistas con los que hemos trabajado nunca habían hecho un happenings antes de trabajar con Kreëmart. Así fue como elegí esa forma que se originó en los años 60 como un medio en el cual los artistas podían expresar una idea para ver cómo reaccionaría el público y todo era experimental.
Un buen ejemplo de esto es Push Pull de Valeska Soares, que se viene realizando hasta el presente, y otro es el proyecto que Maurizio Cattelan hizo con Kreëmart, que se presentó al público después de que anunciara su supuesto retiro del mundo del arte.
Con este proyecto se busca llegar a un público más amplio o limitar la experiencia a una élite que consume principalmente arte contemporáneo?
Nuestro objetivo es: de aquí hasta la eternidad. Todos interactuarán con Kreëmart en el futuro cercano. Queremos atraer a un público amplio con una exhibición blockbuster en los principales museos y otros espacios culturales, invitando al público en general a familiarizarse e interactuar directamente con los artistas a través de la degustación y de su experiencia, aprendiendo así su mundo interno.
Hoy en día, las personas son participantes activos que buscan experiencias multisensoriales en lugar de ser espectadores pasivos. ¿Cómo implementan esta tendencia?
Los happenings no son una tendencia nueva. La única diferencia con los de Kreëmart es que utilizamos el azúcar como medio principal. Por otra parte, existen múltiples maneras de invitar al público a participar e interactuar con en el arte, pero con Kreëmart la diferencia es que la gente se va con un sabor en la boca.
Mind Blow es un espectáculo que combina arte, ciencia y gusto. ¿Cuál es el concepto detrás de este performance y por qué elegir al artista visual Tony Oursler, en colaboración con el neurocientífico Idan Segev, para celebrar el centésimo aniversario de la Universidad Hebrea de Jerusalém?
Quería usar el medio del arte para explorar un tema tan controversial como es la idea del cerebro artificialmente inteligente. La inteligencia artificial aún no puede entender el arte o el gusto de la misma manera que los cerebros humanos lo hacen y lo que espero es que Mind Blow lo demuestre. Quiero generar conciencia sobre el mundo del arte y la neurociencia.
En Mind Blow, además de curador, presentas tu concepto Pastry Portrait. ¿Puedes decirnos en qué consiste esta pieza?
El Pastry Portrait TM tiene como objetivo crear identidad en forma de gusto al sintetizar el carácter y las preferencias, traduciéndolos en sabores que evocan ideas particulares. Trabajamos en colaboración con Ladurée para crear estas piezas de arte utilizando el sabor de los macarrones como el enfoque artístico principal para abordar el concepto de la individualidad. El sabor de Tony Oursler se basa en un cuestionario detallado que se realizó mediante un proceso de entrevista en el que nos compartió algunas de sus preferencias, experiencias, recuerdos, sueños y otros aspectos de su experiencia de vida que ayudan a informar el sabor de su Pastry Portrait TM.
Puedes decirnos un poco más acerca del proceso creativo detrás del concepto de Pastry Portrait. ¿Cómo es posible transformar la identidad de una persona en sabor?
El primer paso es que el artista responda el Cuestionario Papillae. Para este cuestionario inventé once preguntas que son filosóficas, científicas, matemáticas y también incluyen otros cuestionamientos que permiten hacerme una idea sobre cómo y por dónde comenzar a acercarme a la persona, antes de encontrarnos personalmente para hacer una entrevista profunda que normalmente dura una hora.
El concepto de “eat art”, no es nuevo, en realidad hay muchos artistas contemporáneos que han implementado la comida en sus obras. Kreëmart tiene como objetivo crear una experiencia en la que el arte involucre todos los sentidos, principalmente el gusto. ¿En qué sentido es esta propuesta diferente de las demás?
Somos parte de varios artistas que han pensado en usar el medio del azúcar. Kreëmart es una plataforma en la que colaboran muchos artistas. Yo mismo soy un artista que lidera el equipo de Kreëmart en el momento de lo efímero. En ese sentido, somos diferentes porque somos situacionistas.
¿Son comestibles las piezas?
Sí, todas las piezas están en forma de macarrones producidos en los Laboratorios de Ladurée, en Francia.
Mencionaste que Maurizio Cattelan hizo un proyecto con Kreëmart después de “retirarse del mundo del arte”. Cuéntanos más sobre esta colaboración.
Maurizio quería hacer una pieza que se burlara del mundo del arte después de haberse retirado, así que presentó Toilet Paper, una obra cuyo título hace referencia a la revista bianual que crearon él y el fotógrafo Pier Paolo Ferrari. Decidió celebrar el cumpleaños de Linda Yablonsky (una influyente periodista de arte) en su estudio, y creó un Toilet Paper Lounge, en el cual los invitados comieron papel higiénico de papel de arroz que podrían sumergir en salsa de chocolate. Luego, en el momento en que cantaron la canción de Feliz Cumpleaños, Maurizio rompió la pared del baño hecha de baldosas de chocolate blanco y pastel de chocolate por dentro.
Te consideras un artista y curador. ¿Cuál crees que debería ser el papel de un artista y comisario hoy en día?
Los títulos no son realmente mi especialidad. Me considero un artista que usa el título de curador debido a mi colaboración con muchos artistas y reinos artísticos. Para el proyecto Mind Blow, significa que tengo un rol curatorial artístico. Para hacerlo simple, reuní a un artista, un neurocientífico, un colaborador y así es como soy curador.
Si tuvieras que explicar el arte contemporáneo a alguien que no sabe nada sobre el mundo del arte, ¿qué le dirías?
Tengo una teoría y un lema sobre el arte contemporáneo: primero usas el instinto y luego estudias. Eso es todo lo que necesitas hacer para comprender el arte contemporáneo.
Si tuvieras que mantener solo uno de los cinco sentidos ¿cuál elegirías?
La vista.
Por último, ¿a qué sabe Raphel Castoriano?
A prosperidad y abundancia.