Por Sheilla Cohen.

El dúo artístico compuesto por María Fernanda Camarena (1988, Guadalajara) y Gabriel Rosas Alemán (1983, Ciudad de México) surgió de manera accidental en plena pandemia, entablando un diálogo para de formas para contar una historia mediante un lenguaje compartido. La individualidad del artista queda a un lado, para dar paso a dos voces colectivas, cuya obra invita y promueve la convivencia e interacción con el otro y el espacio que habita.

Su cuerpo de obra está compuesto por materiales muy sencillos y una paleta de colores cálida que generan una atmósfera acogedora y envolvente, con la intención de promover que los espectadores convivan y habiten en estos espacios que crean para el otro.

Parasol, Studio Block M74, 2021.
Foto: Ruben Garay

La clave del éxito de este dúo artístico, es en gran media, la buena comunicación que tiene la pareja y la manera en la que se complementan ambos lenguajes estéticos y discursivos. Sus obras en pequeño y gran formato son imposibles de categorizar, porque no son un lienzo, ni tampoco un textil, ni una instalación, son grandes campos de color pintados en acrílico yuxtapuestas con formas geométricas y orgánicas que evocan a las de un hogar, y por eso invitan al espectador a adentrarse a esa cálida y hospitalaria experiencia inmersiva.

A un año de su creación, Celeste se ha consolidado como una de las nuevas voces del arte contemporáneo mexicano más prometedoras. Hablamos con ambos para que nos contarán cómo surgió este proyecto y cuáles son sus planes a futuro.

Celeste, Museo de Arte Zapopan, 2020.
Foto: Agustin Arce

¿Cómo surgió Celeste?

MF: Gabriel recibió una invitación para hacer un proyecto en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ). originalmente era un proyecto pequeño, experimental. Viviana Kuri, la directora del museo le preguntó a Gabriel si habíamos trabajado juntos alguna vez, insinuando que sería una buena idea. Gabriel trajo la provocación de Viviana a casa, y al platicarlo nos pareció una oportunidad divertida. En ese momento no pensamos que nos convertiríamos en un dúo, pero al empezar a pintar las piezas que planeamos por meses para el museo, lo disfrutamos tanto que decidimos seguir haciéndolo. Todo se dio de forma muy orgánica, al inaugurar el proyecto decidimos seguir pintando juntos bajo el nombre de lo que fue nuestra primera exposición: celeste.

¿A qué apela su nombre artístico?

G: Cuando trabajábamos el proyecto para el MAZ, sabíamos que queríamos usar una paleta de colores cálida, en nuestra primera paleta no había ningún tono azul, o verde. En ese momento, yo estaba leyendo Bluets de Maggie Nelson. En un momento del libro ella describe su experiencia trabajando en una pizzería naranja brillante, durante esa época de su vida solía soñar con espacios azul celeste, descubrió que el ojo compensa las vibraciones que recibe de un color, creando ondas del color complementario. Entonces, pensando que somos un dúo, tenía sentido invocar al color ausente con el título del proyecto.

Prácticas Imaginarias, Guadalajara90210, 2021.
Foto: Ruben Garay

¿Cómo encontraron su lenguaje y estilo?

MF: Cuándo empezamos a trabajar en el proyecto, pensábamos en nuestro proceso como en una conversación en dibujo en la que nuestros símbolos o estilos personales empezaban a interactuar para generar un nuevo lenguaje, el lenguaje de celeste. Los meses de pandemia nos ayudaron al darnos tiempo suficiente para vivir esta idea y trabajarla, esa pausa fue vital para el proyecto, y en retrospectiva, cambio el curso de nuestras vidas.

¿Cómo definirían su propuesta artística?

GRA: Generar espacios que reciben al otro para provocar el diálogo, la convivencia, la cercanía. En principio los espacios de Celeste son instalaciones a partir de pinturas de gran formato que lo mismo flotan en medio del espacio como también puedes pararte sobre de ellas. Tan pronto entras a la sala de exhibición eres bienvenido a un espacio que te contiene. Ahora mismo esa es la constante al pensar cada obra y cada proyecto, hacer contenedores que favorezcan diversas interacciones en su interior.

Telón Vertical, Edificio Victoria, 2021.
Foto: Sergio Lopez

¿Cuales son los pros y contras de ser un dúo artístico, y al mismo tiempo, pareja en el plano personal y profesional?

GRA: Después de los varios años de llevar una práctica artística individual, comenzar a trabajar en conjunto con Fer me resulto conflictivo, sobre todo en término creativo, soltar el control no fue sencillo, pero al mismo tiempo al hacerlo sentí un gran alivio por que las resoluciones se alcanzaban a través del diálogo.

Diálogos sobre la obra, sobre cómo hacerla más abundante en su contenido y formas; inquietudes que en la práctica individual llevaba en mi cabeza por largo tiempo se resuelven más sencillo y hasta más rápido en conjunto. Tanto en el plano personal como en el profesional intentamos que el dialogo sea lo que predomine. Buscamos el acuerdo en todo tema y eso finalmente se traduce en las vidas que llevamos y también en la obra. Se percibe como algo amable.

¿Qué función tiene cada uno y de qué manera chocan o por el contrario se complementan?

MF: Intentamos estar presentes de una forma u otra durante nuestros procesos. Los dos pintamos, por ejemplo. La imagen es siempre un vaivén en el que uno propone y el otro define o reacciona. Gabriel es el encargado de teñir, pero detesta planchar, entonces yo plancho. Yo me encargo de organizar el archivo, y Gabriel prefiere trabajar en la comunicación, etc. La armonía en el proceso tiene mucho que ver con nuestra comunicación y nuestro estado emocional, es muy notorio que cuando estamos bien el proceso fluye, y cuando no, suceden los choques.

Lugar Usual y Colectivo, Semana del Arte, 2020.
Foto: Mateo López

¿Qué mensaje, sensación y/o emoción buscan trasmitir a través de su obra?

MF: En pocas palabras, ahora deseamos que la obra se sienta cercana, suave y cálida, pero no nos gustaría definirlo. Sabemos que el proceso de creación está en constante cambio.

Después de consolidarse como un dúo artístico, su primera exposición fue en el Museo de Arte de Zapopán (MAZ) una institución pública, posteriormente tuvieron una residencia en Studio Block M74, y prácticamente fueron el highlight de la semana del arte participando en Aire OMR, Guadalajara 90210, Lugar Usual, Salón Cosa. ¿Cuál es la receta para el éxito tan repentino o para el buen acogimiento que han tenido de parte de la comunidad artística mexicana?

Prácticas Imaginarias, Guadalajara90210, 2021.
Foto: Ruben Garay

GRA: Tanto Fer como yo llevamos largo rato participando de la comunidad artística en México y creo que esa constancia es la que ha favorecido que esta decisión de hacer trabajo en conjunto resulte bien recibida. Celeste es el nombre de un artista nuevo, pero quienes están detrás (Fer y yo), tenemos una experiencia individual, práctica individual y propuesta artística que se ha afinado con los años.

Ahora hablando en serio. Si tuvieran que darle un consejo a un artista emergente que quiere entrar al mundo del arte, ¿qué le dirían?

GRA: Sea artista o no lo sea, lo mejor es hacer lo que a uno más le genere satisfacciones.

Han incursionado en el diseño de objetos, ¿es algo que piensan seguir experimentando?

MF: Lo hemos hecho muy poco, pero nos gustaría poder hacerlo más. La casa, o el espacio habitable está siempre en mente al momento de pensar un proyecto, entonces diseñar objetos que habiten estos espacios, o que tengan una función, es natural para el proceso de celeste.

Parasol, Studio Block M74, 2021.
Foto: Ruben Garay

¿En qué proyectos están trabajando actualmente?

GRA: A finales del 2020 recién Celeste estaba comenzando, recibimos la invitación de la galería Projet Pangée con base en Montreal, que nos entusiasma mucho. Sentimos su invitación como un abrazo, como un respaldo a nuestra decisión de hacer trabajo en conjunto. Nos llena de mucha ilusión hacer este solo show con ellos, llegar a exponer a un espacio que además a sido inspirador en muchos momentos de nuestra vida.  Por otro lado, aunado al solo show con Projet Pangée, participaremos en la feria de arte NADA 2021 en Catskill en Nueva York y continuaremos con la autogestión de proyectos que ha sido una forma de financiar las obras de gran formato que caracterizan a Celeste.

¿Qué podemos esperar de Celeste en un futuro cercano después de un crecimiento tan rápido?

MF: A pesar de que el origen del proyecto fuera casi por completo un producto de la casualidad, cuando decidimos seguir trabajando juntos nos comprometimos a alimentar y hacer crecer celeste. Aún no sabemos que pasará en 2022, pero confío en la inercia que hemos generado, en el cariño y la dedicación con la que hemos construido el proyecto, y sobre todo en la voz propia que tienen las piezas que hemos hecho, como ellas hablan más y mejor que nosotros, nos mueven y nos seguirán moviendo.

Celeste, Museo de Arte Zapopan, 2020.
Foto: Agustin Arce

@cuerpocelestemx

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