En la historia del arte la mujer ocupa un lugar central, aunque pasivo y sumiso. El cuerpo femenino siempre se ha observado desde la mirada masculina como objeto de deseo y de esta forma, las mujeres han sido reconocidas por su representación como musas y no por su potencial artístico. Asimismo, en la historia del arte, escrita desde la perspectiva hegemónica patriarcal, hay una ausencia grave desde un enfoque de perspectiva de género.