Por Sheilla Cohen.
Ante la clausura temporal de museos, galerías de arte y espacios culturales la mayoría de estas instituciones gubernamentales y privadas han recurrido a sus archivos para mantener un diálogo activo con su público, trasmitiendo contenidos de exposiciones pasadas o virtuales, programas didácticos, IGTV’s y lives con artistas.
Evidentemente toda esta oferta cultural nos ha mantenido entretenidos durante estos tiempos de confinamiento, pero había algo extraño en todo esto, parecía una simulación en la cual estaba faltaba algo. Nada podía compararse al contacto físico con el otro, mucho menos el tener encuentro directo con la obras de arte; porque ninguna reproducción puede replicar la experiencia estética y metafísica que se produce entre el artista, la obra y el espectador en un espacio y tiempo real.
Durante la cuarentena, Mario García Torres (1975, Monclova, Coahuila.) propuso que los museos abrieran sus puertas y nos dejaran entrar uno por uno. En ese contexto, y después de establecer un diálogo con el curador Kit Hammons y el equipo del Museo Jumex, surgió el proyecto expositivo Solo, la primera muestra del artista coahuilense en ésta institución privada.
En esta exposición, el espacio museístico se convierte en el estudio del artista, en el cual se desdibujan por completo las fronteras entre lo personal y lo profesional, lo público y lo privado, revelando así los procesos y modos de producción ante el espectador, por medio de cuatro cámaras de vigilancia –artefactos que nos remiten al modelo panóptico de Foucault– y que registran todas las acciones que éste realiza durante el horario que normalmente abriría el museo si estuviera abierto al público.
Desde los métodos y la técnica que emplea para verter el polvo de tóner sobre los lienzos en blanco, hasta mantener conversaciones o entrevistas con amigos, críticos, músicos y curadores, o simplemente leer en voz alta uno de los innumerables textos que sirvieron como referencia bibliográfica para la realización de este proyecto. El cual, asimismo, nos remite inevitablemente a los retiros y las residencias artísticas que han contribuido a crear una imagen tradicional y romántica del artista trabajando solo en su estudio.
Al apropiarse de un espacio dentro de un museo de arte contemporáneo, el artista hace una crítica institucional, en la cual estas nociones se exploran a través de la producción y de la investigación durante esta fase inesperada de reflexión sobre las condiciones actuales y futuras del museo como institución.
El objeto que produzca durante este período, será exhibido como obra de arte, una vez abran las puertas el museo y podrá entrar únicamente un solo visitante a verlo. Sin embargo, lo interesante de esta ingeniosa propuesta que plantea la posibilidad de mantener en funcionamiento el museo, mediante la transmisión de la exposición en vivo de manera virtual, desde la página web del museo hasta su reapertura.
No es necesariamente el resultado final, sino el proceso en el cual quedarán registradas y documentadas todas las acciones y movimientos llevadas acabo por el artista conceptual en la sala del museo durante este período. Quizás eso sea lo que se convierta en la obra de arte y no el objeto que produzca al concluir este proyecto experimental, sólo el tiempo lo determinará. Entrevistamos a Mario Garcia Torres para que nos cuente como nació este proyecto.
¿Cómo concebiste la idea de hacer esta exposición virtual transmitida en tiempo real en el Museo Jumex?
Cada proyecto/exposición es para mi un problema a resolver. Esta vez el problema estaba definido por un nuevo contexto, totalmente extraordinario; el de la pandemia y las medidas públicas tomadas en relación a ello. El problema venía de un lugar conceptual, de un espacio definido históricamente por la llamada crítica institucional. ¿Qué hacemos con los museos en este nuevo momento? ¿Los usamos, o los dejamos ahí, abandonados por un tiempo indefinido? ¿De quiénes son los museos y quién tiene esa responsabilidad? ¿Cuál debe de ser el rol del arte y la cultura en estos tiempos?
Para mi era muy claro: los museos deben seguir funcionando y los artistas debemos ayudar a mantener ese espacio en funcionamiento, porque los museos son espacios extraordinarios que definitivamente son esenciales para nuestra sociedad que nos hacen reflexionar y ayudan a descubrir quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, por decirlo de una manera sencilla.
De esas preguntas nació la idea hacer una exposición nueva, de crearla de cero, y no solo compartir exposiciones que se habían hecho en el pasado, lo cual fue lo que la mayoría de las instituciones culturales hicieron al inicio de la pandemia. La idea de mantener el museo funcionando, dándole vuelta a las nuevas reglas. Por otro lado, fue una idea desarrollada a través de varias discusiones con el curador y el equipo del museo. No es que uno tiene una idea, y pum, aparece. Es algo que se va formando, detalles que poco a poco van definiendo una idea, un proyecto y lo que este tiene el potencial de provocar.
¿Cómo definirías SOLO, es un proyecto expositivo o un acción performarmática?
Para serte sincero, la pregunta es algo he tenido muy presente. Unos días me parece relevante y otros no; ¿realmente necesitamos definirlo?. Pero la pregunta es importante, y creo que precisamente esa confusión hace de este esfuerzo algo interesante. Mas allá de esas definiciones, creo que la obra es todo lo que va pasando en la galería, cada movimiento, cada lectura, cada trabajo, ya sea intelectual o físico. Hay registros de algunos actos, como las obras “pictóricas” pero también hay lecturas, aburrimiento, cuestionamiento, etc., algunas de ellas documentadas por las cámaras.
¿Qué se siente están vigilado por cuatro cámaras ocho horas al día durante cinco días de la semana como si estuvieras en un reality show como Big Brother?
Sí, es raro. Pero eventualmente se te olvida. Estas siendo “vigilado” por una audiencia muy abstracta. Nunca es del todo claro si en efecto alguien esta viendo la señal allá afuera… eso hace que sea mas fácil olvidarlo. Por otro lado es como ser el actor, pero también el director y editor del programa –de una serie de TV entregada en capítulos– pues yo mismo muevo cámaras, edito que imágenes, y cómo quiero que se vean…
¿De qué manera sientes que esta ha afectado o tenido una influencia en el proceso creativo de tu obra?
No creo que la conciencia de que alguien está posiblemente allá afuera vigilando lo que haces, ayuda a mejorar los pensamientos o conclusiones que haces durante tu trabajo. Tal vez por eso uno busca olvidarlo, para no estropear esos desarrollos. Muchas veces me he quedado a trabajar en horas después de que se apague la transmisión (que atiende a los horarios en que el museo debería estar abierto), y creo que en esos momentos he sido más creativo.
¿Llegaste al museo con una idea de lo que querías hacer o más bien te dejas llevar por el momento de una manera más orgánica e improvisada?
Nos preparamos con algunas ideas y materiales. Pero mi lógica fue tratar de definir lo menos posible. Un acto que fue importante es que traje conmigo una bibliografía específica, para este tiempo. Pero en algún momento me pareció importante compartir esta selección, así que le escribí a varios amigos y colegas solicitando que me enviaran textos que pensaran interesantes para la ocasión. Eso me hizo leer el proyecto desde lugares distintos y dejarme influenciar por esas ideas.
¿Qué diferencia encuentras en la práctica artística que tenías en tu estudio a estar dentro de la sala de un museo sabiendo que te están observando todos tus movimientos?
Totalmente distinta. Pero no creo que sea el museo, es más bien la soledad, el aislamiento. Eso es algo que no sucede cotidianamente en mi estudio, menos aún por tiempos tan prolongados.
¿Cuáles referencias de prácticas artísticas o exposiciones en la historia del arte contemporáneo influyeron en la creación y concepción de SOLO?
Durante una de las primeras discusiones que tuvimos como parte del programa público apareció la referencia a una obra de 1970 de Robert Irwin que no tenía registrada. Era una pieza que consistía en apartar un mes en una galería en Los Ángeles para que el artista visitara el espacio totalmente solo, y tuviera momentos de contemplación y pensara en la obra que podría hacer ahí. A ese gesto/exposición se le tituló «Experimental Situation«. Inclusive se hicieron invitaciones para que la gente supiera que el espacio estaría vacío durante ese tiempo. Durante SOLO, he estado buscando información de esta mítica exposición y en general sobre la obra de Irwin, en quien nunca me había clavado.
Por otro lado, desde antes de que se activara la exposición tuve definitivamente las ideas de Bruce Nauman sobre el estudio muy presentes, al igual que las de Daniel Buren me hicieron tratar de pensar en lo que aquí sucedería. Desde una perspectiva distinta la retórica de Bas Jan Ader o Rodney Graham en relación a la soledad y le negociación en relación a la idea romántica del artista fueron importantes.
Las ideas de artistas de la llamada critica institucional como Hans Hace y Michael Asher fueron importantes al momento de pensar en transparentar las actividades cotidianas de un museo. Mierle Laderman Ukeles, quien generó un importante cuerpo de obra relacionado a la cultura del servicio y el mantenimiento cívico de museos fue muy importante.
Preguntas relacionadas al gesto artístico como “cuidador” de un lugar fueron agresivamente discutidas por esta gran artista feminista. Las duraciones de performances en galerías y museos como los de Vito Acconci o Chris Burden fueron definitivamente una referencia. Durante la preparación del proyecto me puse también a la tarea de conformar una “breve historia del chorreado en el arte” que de hecho, en mi visión comienza con David A. Siqueiros y termina con John Armleder, pasando por Jackson Pollock, Helen Frankenthaler, Morris Louis, William Anastasi y Robert Smithson, por mencionar los que hicieron las obras mas icónicas en este sentido. Casi todo esto que mencioné fueron parte de la bibliografía que traje conmigo al comienzo del proyecto.
Al mismo tiempo, durante esta interminable cuarentena propusiste la idea de asistir al museo uno por uno, una propuesta que inmediatamente se hizo viral en las redes sociales. ¿Cómo se te ocurrió este planteamiento? ¿Y de qué manera crees que podría funcionar en un lugar como la Ciudad de México?
Durante las primeras semanas de la cuarentena empecé a extrañar enormemente el contacto con el arte, y con la atmósfera que un museo propone. Esas primeras semanas, realmente me hicieron repensar esas experiencias. Por otro lado, veía claro que la ruta que había tomado nuestro gobierno federal delineaba de ya, una ruta mucho más larga hacia la normalización que la de otros países. Mientras tanto, algunos países empezaban a delinear su regreso, y algunas galerías comerciales empezaron a plantear la idea de visitar sus espacios de uno en uno -ellos obviamente en espacios mucho mas reducidos que nuestros muesos.
Harto de estar en casa e imaginando que todos nuestros conciudadanos sentían la misma frustración, imaginé que eso podría hacerse a gran escala en toda la infraestructura cultural de nuestro país. Estaban ahí los museos, grandes espacios, solos, deshabitados, algunos tan amplios como parques. Y pensé que si nos organizábamos, podríamos tener un espacio de contemplación, soledad, y tranquilidad, todos, cada uno su momento, poco a poco. Pensé que esto nos podría ayudar a repensar nuestra salud emocional, lo cual también se discutía ya como uno de los problemas que tendríamos que enfrentar en el mundo entero POST-COVID.
Así que empecé, casi como broma, a tratar de poner esa discusión allá afuera, y como dices, rápidamente encontró eco en mucha gente. Es muy fácil que funcione. De hecho, ya estamos trabajando en la implementación. Cuando se empezó a discutir públicamente, fueron poco a poco añadiéndose gente que quería hacer de esta idea una realidad. Hoy es una iniciativa de la sociedad civil, de un grupo de gente muy diversa con la misma conciencia sobre la importancia de los museos en nuestra cotidianeidad.
Pronto podremos anunciar quien será el primer museo que abra las puertas y podamos entrar de uno en uno. Será una cosa sencilla: por internet harás tu cita; escogerás un momento en el día, en espacios de media hora. Se asistirá al museo donde un guardia te dará la entrada. Adentro un custodio te acompañará de lejos y quien te avisara que el tiempo ha transcurrido. Dentro de ese tiempo podrás recorrer el museo tú solo, a tú propio ritmo. No habrá nadie más en las salas. No tendrás contacto físico con nadie, y el museo contará con todas las normas sanitarias para que sea una experiencia sin riesgo. ¿Te lo imaginas?
Debido a la contingencia sanitaria la mayoría de los museos y galerías cerraron sus puertas al público y optaron por hacer exposiciones virtuales. Sin embargo, SOLO es una exposición transmitida en tiempo real, pero vista de manera virtual. ¿En qué medida crees que esta mediación afectará la experiencia estética entre el artista, la obra y el espectador?
De una manera muy importante. Desde aquí dentro del museo quisiera abrir la exposición y poderla compartirla con amigos y colegas. Más que nunca, creo que la experiencia de estar en un museo y enfrentarte a la obra de arte físicamente es probablemente la base mínima para comenzar a entenderla. Creo que a través de las cámaras hay una experiencia totalmente distinta.
Ese filtro que separa la realidad de la imagen redefine la obra enormemente. Me he dado cuenta que es casi imposible para mi hablar de lo que sucede dentro del museo con alguien que lo ve a través de las cámaras, porque estamos hablando de cosas totalmente distintas. Es una de las paradojas del proyecto.
Al ser el centro de atención de la exposición, ¿consideras que el artista es en sí mismo una obra de arte. Si es así, ¿por qué?
¡No! El artista no es la obra, nunca. Cuando mucho, es un personaje que puede estar dentro de una obra de arte.
¿Cuál ha sido tu experiencia personal y profesional en estas semanas que llevas haciendo el proyecto?
Es importante tu pregunta, porque creo que ese debate esta siempre en la actividad del artista y en el meollo de este proyecto. Lo personal contra lo profesional o público. ¿Dónde termina uno y comienza el otro? Hay una parte muy satisfactoria personalmente de estar en aislamiento y darte la libertad de no tener otra responsabilidad sino la de ser artista. Por otra parte, “ser artista” implica un compromiso y conlleva poner en un espacio de cuestionamiento cada cosa que hagas.
Hoy por hoy, después de casi veinte años de trabajar profesionalmente, esa vulnerabilidad me parece una de las cosas mas valiosas de ser artista. Ponerte en un lugar complicado y discutirlo con los demás, me parece un acto que te obliga a repensarte y a crecer. Creo que esa ha sido mi experiencia, averiguar cómo hacer una exposición –como muchas otras que he hecho– pero a diferencia de las otras, ésta se encuentra bajo una atención y cuestionamiento extremo. Y eso es también es muy satisfactorio en términos personales y profesionales.
La mayoría de tu trayectoria artística es un cuestionamiento constante de la definición del arte. ¿Después de todos estos años de práctica has encontrado una respuesta?
Tengo algunas nociones que se pueden acomodar en distintos contextos y discusiones, pero creo que lo mejor es saber que la de uno, es solo parte de una gran discusión. Es interesante la búsqueda, pero ojalá que cada vez que llegue a una repuesta más o menos clara, algo venga a cuestionarla de nuevo.
Desde tu punto de vista, ¿cuál es el compromiso que el artista en la actualidad debe tener con la sociedad?
Uf, esta podría ser una respuesta que llenaría un libro entero. Es complicado y está en debate también. En lo inmediato, podría decir que los artistas somos personas que se nos ha ofrecido el espacio para pensar un poco distinto, fuera de la norma. Para empezar, mantener ese capital cultural, y es una, tal vez la primera de nuestras responsabilidades. El arte es un lugar donde todos los que no se comportan bajo el orden cotidiano tienen una cabida. Donde cada una de esas maneras extraordinarias de ver la vida caben, y están sujetas a interpretación y juicio. Eso no existe en ningún otro lugar.
Hablo de artistas visuales, pero también se deberían incluir la literatura, música, etc. El artista es alguien que tiene la posibilidad de no actuar, de echarse para atrás, de darse tiempo para reaccionar desde otro lugar. El arte es un espacio que tiene el potencial de hacer a la sociedad cuestionarse, dudar, y de plantear que hay más caminos que los que la retórica progresista ofrece.
Mario García Torres: SOLO
Museo Júmex
P. https://www.fundacionjumex.org/
La exposición se transmite en vivo de Martes a Domingo de 10am a 7pm hasta que el museo reabra sus puertas.